Instituciones Educativas de El Minuto de Dios, celebraron la fiesta de la Virgen del Carmen

Instituciones Educativas de El Minuto de Dios, celebraron la fiesta de la Virgen del Carmen

Con alegría, creatividad y profundo sentido de fe, las instituciones educativas de El Minuto de Dios se unieron a la conmemoración de la Virgen del Carmen, una devoción profundamente arraigada en la espiritualidad y tradición católica.

En la Corporación Educativa Minuto de Dios (CEMID), la comunidad educativa —estudiantes, padres de familia, docentes y personal administrativo— vivió esta celebración como una verdadera fiesta de fe y unidad. La jornada estuvo marcada por actividades significativas que reflejan el compromiso con el carisma eudista y la identidad misional que inspira a los colegios de El Minuto de Dios.
Uno de los momentos más representativos fue la tradicional exhibición de vehículos elaborados con materiales reciclables, una iniciativa que involucra activamente a las familias en un acto de creatividad y devoción. Esta expresión simbólica, promovida por el área de Identidad Misional y Pastoral Educativa, liderada por el P. Óscar Angarita, cjm, se ha convertido en un gesto característico de amor a la Virgen, al tiempo que fortalece los lazos comunitarios.

Por su parte, la Pastoral Universitaria de UNIMINUTO Bogotá – Cundinamarca – Boyacá, bajo la dirección del P. Óscar Rodríguez, cjm, también se sumó a esta jornada especial. Desde tempranas horas, el equipo pastoral recibió a los colaboradores de la sede universitaria con una bendición personalizada de sus vehículos, acompañada de un espacio de oración para renovar la fe y encomendar los caminos a la protección de la Virgen del Carmen. La jornada concluyó con una solemne celebración eucarística en su honor.

La celebración de esta fiesta es una oportunidad para reafirmar nuestra espiritualidad y seguir honrando el corazón de María.

Fiesta de la Virgen del Carmen 2025

“El templo más que un edificio emblemático es y será memoria viva del Minuto de Dios”

“El templo más que un edificio emblemático es y será memoria viva del Minuto de Dios”

Por: Clara Stella Juliao Vargas, Directora Centro de Transformación Social

El barrio Minuto de Dios no surgió de un plan urbanístico tradicional ni de una expansión comercial: nació de una urgencia ética. En plena Bogotá de mediados del siglo XX, cuando la ciudad crecía, el padre Rafael García Herreros decidió que no bastaba con predicar el Evangelio. La palabra debía hacerse acción. Y la acción, ladrillo. Así, durante los años 50, comenzó a levantar un barrio para los pobres, con ellos y con el apoyo de que estuvieran dispuestos a apoyarlo.

El barrio Minuto de Dios no surgió de un plan urbanístico tradicional ni de una expansión comercial: nació de una urgencia ética. En plena Bogotá de mediados del siglo XX, cuando la ciudad crecía, el padre Rafael García Herreros decidió que no bastaba con predicar el Evangelio. La palabra debía hacerse acción. Y la acción, ladrillo. Así, durante los años 50, comenzó a levantar un barrio para los pobres, con ellos y con el apoyo de que estuvieran dispuestos a apoyarlo.

La idea era radical para su tiempo: ofrecer vivienda digna, acceso a la educación, servicios de salud, cultura y, al centro de todo, un espacio de espiritualidad. Pero no una espiritualidad abstracta, sino una que se tejiera con la vida cotidiana, con el trabajo comunitario y la esperanza concreta de que la pobreza no era destino sino condición transformable.

Desde sus orígenes, ha sido más que calles y viviendas: ha sido comunidad, fe activa, y una forma concreta de creer que la dignidad es posible. Esta es la historia de cómo un barrio nació a la sombra de un templo, vivió al ritmo de su campana, y ahora, ante su reconstrucción, vuelve a preguntarse por su identidad, su fuerza y su futuro.

El templo fue una de las primeras construcciones. Se alzó con aportes de los fieles, con manos voluntarias, con fe y con urgencia. Más que un edificio, era una declaración: aquí, en medio de la escasez, también hay lugar para lo sagrado. Y lo sagrado, en el Minuto de Dios, no estaba separado de la justicia social. La celebración eucarística convivía con la organización y trabajo comunitario para la autoconstrucción de las casas.

El barrio creció alrededor del templo como una semilla protegida por su cáscara. Las calles se llenaron de vida, de vecinos organizados, de proyectos, pero también del compromiso.

La palabra “comunidad” no era un concepto, sino una práctica diaria. Como diría Néstor García Canclini (1995), el espacio urbano no es solo un territorio físico, sino un lugar simbólico donde se cruzan memorias, relaciones y proyectos. En el Minuto de Dios, esa dimensión simbólica se tejía a la sombra del templo. Durante más de seis décadas, el templo del Minuto de Dios no fue solamente un lugar de culto. Fue el centro de gravedad emocional, espiritual y social del barrio. En sus bancas se sentaron generaciones enteras, unidas por la fe, pero también por la necesidad de compartir la vida comunitaria.

Muchos habitantes del barrio recuerdan cómo, en los años más duros, el templo era el único lugar donde se respiraba un poco de consuelo. Las homilías del padre García Herreros —claras, firmes, a veces incómodas— no solo hablaban de Dios, sino del hambre, de la injusticia, del deber de no permanecer indiferentes. Su mensaje retumbaba más allá de los muros: el que tiene más, debe dar más; el que cree, debe actuar. Como explica el padre Rafael

Todos los sábados los matrimonios se reúnen en la Iglesia de la Comunidad; se dan anuncios y avisos sobre aspectos esenciales como el colegio, seguro comunitario, etc. Enseguida una conferencia de 10 a 15 minutos sobre un tema de utilidad para la familia como Educación de los hijos, cuidados médicos generales, higiene mental, Desarrollo Social y comunitario, Relaciones Humanas, etc. La reunión termina con el ofrecimiento de a Santa Misa (García Herreros, R. 1970, p. 133).

Con el tiempo, el templo se volvió símbolo de pertenencia. Las personas decían “soy del Minuto de Dios” con la certeza de saber de qué estaban hablando: no de una dirección en el mapa, sino de una forma de vivir. Y ese vivir tenía, como latido central, la presencia constante del templo.

Cuando el templo del Minuto de Dios debió ser demolido, pocos lo creyeron al principio. ¿Cómo podía caer lo que parecía eterno? Pero los informes estructurales eran claros: el templo ya no ofrecía seguridad. Había que derribarlo. No había otra opción. Para muchos habitantes fue como ver caer una parte de sí mismos. El derribo no fue solo físico: fue emocional. El vacío quedó no solo en el lote, sino también en la vida cotidiana: “El templo estaba ahí desde que tengo memoria. Mis papás se casaron allí. Yo me bauticé, hice la primera comunión… y luego llevé a mis hijos.

Así que, en ese momento, no solo se desmoronó una estructura de concreto, ladrillos y cristales: se abrió una grieta en el corazón simbólico del barrio. Durante décadas, ese templo fue mucho más que un edificio religioso: era el lugar de encuentro, de bautizos, primeras comuniones, matrimonios y últimos adioses, el refugio de quienes buscaban consuelo, guía o simplemente un momento de paz espiritual.

Para algunos, fue como perder un pedazo de infancia; para otros, el cierre de un ciclo que no se alcanza a comprender del todo. Sin embargo, entre los escombros también germinó algo poderoso: la memoria compartida, el deseo de reconstruir no solo el templo, sino todo lo que representó.

Sin embargo, la pérdida activó la memoria colectiva. Circularon fotos antiguas, recuerdos, anécdotas. Los relatos emergieron como si el templo siguiera hablándonos desde sus ruinas. Cada historia era un ladrillo invisible, una forma de sostenerlo todavía, aunque ya no estuviera. Quedó claro que el templo no solo era importante por lo que albergaba, sino por lo que representaba, pues estaba hecho también de vínculos, de rituales compartidos, de promesas y silencios. Y que lo esencial —la fe vivida, la comunidad tejida— no se derrumba con el concreto.

Hoy hay una promesa en construcción. El lote vacío se ha transformado en terreno de esperanza. Las vigas que se alzan, las columnas recién fundidas, los altos muros diseñados, los espacios propuestos, no son solo parte de una nueva obra arquitectónica: son señales de que la comunidad barrial de la mano con la Organización Minuto de Dios puede reconstruir su historia sin olvidar sus raíces.

La reconstrucción no es solo física. Es también un ejercicio profundo de memoria, de apropiación simbólica y de transformación. El nuevo templo no es una réplica del anterior, y eso está muy bien. Porque tampoco la comunidad es la misma. Hay nuevas generaciones, nuevas preguntas, nuevas formas de vivir lo espiritual. Pero el espíritu fundacional permanece: ese que combina oración con justicia, eucaristía con compromiso, fe con acción.

Hay un deseo claro: que el nuevo templo no borre el pasado, sino que lo honre y lo haga dialogar con el presente. Porque, su verdadero cimiento nunca fue de cemento: fue y seguirá siendo la comunidad que lo sostiene, lo recuerda y lo disfruta en todo sentido.

Esa forma de hacer comunidad —de caminar juntos, de construir entre todos— sigue viva hoy en la reconstrucción del templo y sobre todo en la reconstrucción del corazón de su comunidad. La participación comunitaria ha tejido confianza, ha despertado el sentido de pertenencia, ha hecho que las personas se reconozcan como parte activa del proceso. Hay quienes pueden aportan su tiempo, acompañar con oración, quienes pueden dar ideas sobre cómo integrar la memoria del viejo templo en los nuevos muros. Todos, desde distintos lugares, pueden reconstruir algo más que un edificio: pueden reafirmar su identidad colectiva.

En el Minuto de Dios, reconstruir el templo no es volver al pasado: es proyectar hacia el futuro la misma certeza que dio origen al barrio. Que la dignidad se construye en comunidad. Que la fe se vive con los pies en la tierra. Y que ninguna estructura —ni siquiera la más sagrada— puede sostenerse sin las manos, los sueños y la voz de su gente. Sus muros, espacios y aulas y los diversos escenarios que a su alrededor se generen, retomaran temas esenciales para la comunidad y toda la población que lo visite, como se hizo en sus inicios.

El nuevo templo, como en sus orígenes, sigue respondiendo al llamado fundacional del padre Rafael García Herreros al enseñarnos que hacer el bien no debe ser un proyecto, sino una obligación diaria. Esta ética de la acción es la que convirtió la espiritualidad del Minuto de Dios en un motor de transformación concreta, y hoy sigue vigente en cada decisión participativa que moldea su reconstrucción.”

Fuentes:

García Canclini, N. (1995). Consumidores y ciudadanos. Conflictos multiculturales de la globalización. México: Grijalbo.

García Herreros, R (1970) Iglesia y liberación: el desarrollo y el progreso a la luz de la fe cristiana. Ediciones paulinas.

Padre Diego Jaramillo, cjm reconocido con el Galardón Orgullo de Colombia 2025

Padre Diego Jaramillo, cjm reconocido con el Galardón Orgullo de Colombia 2025

Con gran alegría y sentido de gratitud, compartimos que, el padre Diego Jaramillo Cuartas, CJM, ha sido distinguido con el Galardón Orgullo de Colombia 2025, un reconocimiento nacional que exalta su vida entregada al servicio del bien común y su incansable trabajo por el desarrollo integral de las comunidades más vulnerables del país. 

La ceremonia de entrega se realizó el pasado viernes 11 de julio en el Club Militar de Bogotá, donde se dieron cita diversas personalidades que, desde distintos sectores de la sociedad, han dedicado su vida a transformar realidades y construir una Colombia más justa, solidaria y humana. 

Este galardón, entregado anualmente por la Fundación Reconciliación Futuro Colombia, rinde homenaje a hombres y mujeres que, a través de su ejemplo, inspiran al país. En años anteriores han recibido este reconocimiento figuras del ámbito social, científico, artístico y comunitario, como la científica Nubia Muñoz, el chef Jorge Rausch y la educadora Vicky Colbert, todos ellos referentes de compromiso, innovación y servicio. 

El padre Diego Jaramillo, cjm en su testimonio como eudista, ha sido un sacerdote según el corazón de Dios, comunicador incansable, evangelizador y ejemplo vivo de la misericordia a través de la promoción de obras sociales que han impactado profundamente a miles de familias colombianas. Su liderazgo al frente de la Obra El Minuto de Dios ha permitido que el mensaje de esperanza, fe y desarrollo humano integral llegue a donde más se necesita. 

Recibimos esta distinción como un reconocimiento no solo a su trayectoria, sino también al caminar conjunto de toda la familia eudista y El Minuto de Dios, que continúa su misión de transformar vidas con amor, servicio y misericordia. 

Visita Canónica a la Comunidad Rafael García Herreros en Dolores, Carazo – Nicaragua

Visita Canónica a la Comunidad Rafael García Herreros en Dolores, Carazo – Nicaragua

Por: Zellydhay Gutiérrez, Asociada Eudista

Con profundo gozo y espíritu de fraternidad, la Comunidad Rafael García Herreros, en Dolores, Carazo (Nicaragua), vivió una semana llena de gracia y renovación espiritual. Del 3 al 10 de julio, tuvimos el privilegio de recibir la visita canónica del Padre Germán Gándara Ricardo, Superior Provincial de la Provincia Eudista Minuto de Dios (PEMD).

Su presencia fue un verdadero regalo de Dios que trajo consuelo, orientación y cercanía a cada uno de los miembros de nuestra comunidad. Desde su llegada, fue acogido con alegría por el Padre Germán Prieto, CJM, superior local, y por todos los sacerdotes eudistas que animan la vida pastoral de esta misión. Fue una semana de encuentros, escucha, oración y esperanza, que dejó huellas profundas en nuestra identidad y misión como Eudistas al servicio del Reino.

Durante su estadía, el Padre Provincial participó en diversas actividades que fortalecieron la vida espiritual y pastoral de la comunidad. Uno de los momentos más significativos fue el retiro espiritual realizado el domingo 6 de julio en el Centro de Espiritualidad Eudista Betania, bajo el lema “Envía trabajadores a tu mies”. Participaron miembros de los grupos parroquiales y de Betania, en una jornada marcada por la fraternidad, la oración y la renovación del compromiso evangelizador.

La jornada incluyó dinámicas, una Eucaristía, la exposición de un tema central a cargo del Padre Henry Sierra —invitado especial desde Colombia—, presentaciones de los grupos parroquiales con sus misiones y un profundo momento de adoración al Santísimo Sacramento. El retiro fue una experiencia revitalizante que reafirmó la misión y el llamado que Dios hace a cada uno al servicio del Reino.

El lunes 7 de julio, el Padre Gándara, acompañado por seis sacerdotes eudistas, asistió a la ordenación presbiteral del neopresbítero Luis Novoa Henríquez, CJM, en la Catedral de León. La celebración fue presidida por Monseñor Sócrates René Sándigo Jirón, obispo de la diócesis, en un ambiente de júbilo para toda la comunidad.

El martes 8, visitó la Parroquia de Puerto Sandino, en León, animada por los Eudistas desde hace más de tres años. Allí fue acogido por el párroco, Padre Erasmo Silva Espinoza, y por la comunidad. Recorrió la sede parroquial, visitó varias comunidades rurales y celebró la Eucaristía en El Velero, El Tránsito, San Pablo y en la Quasi Parroquia de Fátima, en la comunidad Ojo de Agua.

El miércoles 9, junto a los padres Germán Prieto, Neguib Eslaquit, Maynor Chavarría, Erasmo Silva y Luis Novoa, el Padre Provincial se trasladó a la diócesis de Juigalpa, donde fueron recibidos por Monseñor Marcial Humberto Guzmán Saballos para dialogar sobre posibles servicios pastorales futuros de los Eudistas en esa jurisdicción. Más tarde, se unieron los padres Henry Sierra y Daniel Picado para participar en la primera Eucaristía del Padre Luis Novoa, CJM, celebrada en su ciudad natal, Buenos Aires (Rivas), en un emotivo encuentro con la comunidad, algunos Asociados y amigos.

La visita concluyó con un encuentro fraterno entre el Padre Provincial y los sacerdotes de nuestra comunidad local, liderada por el Padre Germán Prieto, CJM. Fue un espacio lleno de escucha, cercanía y diálogo, en el que el Padre Germán Gándara ofreció palabras de ánimo y valiosos aportes para seguir fortaleciendo nuestra misión pastoral.

Al regresar a Colombia, el Padre Provincial llevó consigo no solo el recuerdo de una agenda intensa y significativa, sino también el cariño, la fe y el compromiso de una comunidad viva que camina con esperanza.

Damos gracias a Dios por esta visita que nos renovó el corazón, reavivó nuestra identidad Eudista y nos impulsa a seguir sirviendo con alegría y entrega a las comunidades que nos han sido confiadas.

Visita Canónica Comunidad RGH Nicaragua

Nos alegramos por la ordenación sacerdotal del P. Luis Miguel Novoa, CJM

Nos alegramos por la ordenación sacerdotal del P. Luis Miguel Novoa, CJM

Por Rafael Beltrán, Candidato Eudista

Con inmensa alegría, la Provincia Eudista Minuto de Dios celebra la ordenación sacerdotal del diácono Luis Miguel Novoa Henriquez, CJM, quien fue ordenado presbítero el pasado lunes 7 de julio en la Catedral de la Diócesis de León, Nicaragua.

La ordenación fue presidida por Monseñor Sócrates René Sándigo Jirón, obispo de León, en una solemne celebración eucarística en la que participaron fieles de la diócesis, familiares del neopresbítero, sacerdotes, religiosos y religiosas, así como miembros de la Congregación de Jesús y María (Eudistas), entre ellos el Superior Provincial y varios hermanos eudistas que, con gozo, se hicieron presentes para acompañar este momento de gracia.

En su homilía, Monseñor Sócrates Sándigo destacó la fecunda presencia misionera de los Eudistas en Nicaragua y su valioso aporte a la Iglesia universal, reconociéndolos como verdaderos misioneros de la misericordia al estilo de San Juan Eudes. Señaló que así como el fundador fue un apóstol apasionado por formar buenos obreros del Evangelio, así también la Congregación ha sido instrumento de evangelización, formación y cercanía en estas tierras, misión que continuará con renovado fervor.

El miércoles siguiente a su ordenación, el nuevo sacerdote Luis Miguel Novoa, CJM, presidió con gran emoción su primera Eucaristía en la parroquia donde nació su vocación: San José de Buenos Aires, en Nicaragua, acompañado de su familia, amigos y comunidad parroquial. Fue un momento de acción de gracias por el don del ministerio sacerdotal y de profundo compromiso con la misión que ahora emprende como pastor al servicio del Pueblo de Dios.

Damos gracias al Señor por este nuevo presbítero eudista, y nos unimos en oración para que su ministerio sea fecundo, fiel y lleno de misericordia.

Ordenación P. Luis Novoa, cjm

Nueva misión en Arequipa: el diácono Luis Isidro Lemus, CJM, se une al servicio pastoral en Perú

Nueva misión en Arequipa: el diácono Luis Isidro Lemus, CJM, se une al servicio pastoral en Perú

Por: Rafael Beltrán, Candidato Eudista

La Provincia Eudista Minuto de Dios se alegra por la nueva etapa pastoral del diácono Luis Isidro Lemus Limas, CJM, quien ha sido enviado a la ciudad de Arequipa, Perú, para integrarse al servicio pastoral de la comunidad local.

Luego de su incorporación como Eudista y de una valiosa experiencia misionera en diversas regiones de Colombia, el diácono Luis Isidro asume esta nueva misión con espíritu fraterno, apertura al aprendizaje y profundo compromiso evangelizador. Su recorrido ha estado marcado por una presencia activa en múltiples obras de la Congregación, incluyendo la Universidad Minuto de Dios, varias parroquias, la Fundación Eudes (de la cual destaca especialmente su labor social)  y, más recientemente, en los colegios Minuto de Dios de Cartagena, donde sirvió como coordinador de identidad misional y pastoral y capellán.

Durante esta etapa, también acompañó a las comunidades educativas de Galapa (Atlántico) y Santa Marta, llevando el mensaje del Evangelio a niños y jóvenes desde una pastoral educativa encarnada y dinámica.

Ahora, en Arequipa, su labor pastoral se centrará en el acompañamiento de proclamadores de la Palabra, ministros extraordinarios de la Comunión, catequistas de Primera Comunión y Confirmación, tanto con niños, jóvenes como adultos. También animará las catequesis pre-bautismales y diversas expresiones comunitarias como Guadalupe, Monaquillos, Hogueritas y La Divina Pastora. Desde sus dones en la música, la comunicación y la formación bíblica, fortalecerá la vida comunitaria con acento eudista.

El padre Cergio Becerra, CJM, superior de esta comunidad local, expresó con gratitud que el diácono Luis Isidro ha sido recibido con mucha alegría por la comunidad, que ya lo conocía por una misión realizada en diciembre. “Pudo aportar ideas muy creativas y compenetrarse muy bien con niños, jóvenes y adultos. Ahora llevará adelante especialmente la dimensión formativa, la dimensión social y la pastoral infantil de la parroquia. Estamos seguros de que, como lo hizo en diciembre, hará un gran trabajo en esta nueva etapa que también contribuirá a su crecimiento como ministro del Señor”, afirmó el padre Cergio.

Asimismo, el diácono acompañará el eje de formación en la Renovación Carismática Católica (RCC) de Arequipa, participando en proyectos de formación y apoyo a los distintos ministerios diocesanos, siempre con una palabra inspirada en el amor y la misericordia de Dios, al estilo de San Juan Eudes. “El Corazón de Dios no es otra cosa que un Corazón de amor… Jesús vino a enseñarnos a ser mejores seres humanos”, afirma con convicción el diácono

Finalmente, el diácono Luis Isidro ha compartido que sus expectativas al llegar a esta misión son, ante todo, conocer profundamente la realidad arequipeña: su gente, sus costumbres, su manera de vivir y comunicar la fe. Este proceso de inculturación le permitirá anunciar el Evangelio desde la cercanía y el respeto, comprendiendo las vivencias locales y descubriendo en ellas nuevas formas de manifestar el amor de Dios. Reconoce con entusiasmo el fervor religioso de la comunidad, su fuerte arraigo en la piedad popular y su deseo de celebrar y vivir intensamente la sacramentalidad, elementos que considera fundamentales para su servicio pastoral.

 

Misión en Perú Diácono Luis Isidro Lemus, cjm

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