El director de la Unidad de Espiritualidad Eudista de UNIMINUTO, Padre Álvaro Duarte, Cjm, participó con una enseñanza, en el pasado Retiro de adviento 2020, de la Facultad de Estudios Bíblicos, Pastorales y de Espiritualidad. Allí habló sobre la imagen de María como Madre de la esperanza, las virtudes que la caracterizan y su relación con el tiempo de adviento.

María como Madre de la esperanza: Álvaro Duarte, Cjm

Por: Dayanne Asprilla y Ángela Espinosa

Para llevar a cabo esta reflexión, el Sacerdote Eudista de El Minuto de Dios, partió de tres virtudes teologales: Esperanza, Fe y Caridad. La esperanza entendida como un reconocimiento de nuestras limitaciones y una virtud que se ubica en el tiempo y espacio. “La esperanza siempre mira hacia el futuro, es un camino hacia aquello que esperamos (…) el adviento es un camino de esperanza (…) es María la que nos enseña a caminar, pero no solo a caminar esperando la meta, sino que nos enseña a caminar con fe, con las virtudes teologales, con seguridad, con certeza en el señor y también con amor, el camino lo hacemos con amor”. Afirmó el director de la Unidad de Espiritualidad Eudista.

Por otra parte, explicó las seis actitudes de María como Madre de la Esperanza (Conciencia de los propios límites, oración, confianza, caridad, maternidad y plenitud de la esperanza) y su relación con el tiempo de adviento.

En la primera actitud ‘Conciencia de los propios límites’, se establece que la esperanza nos hace conscientes de nuestros propios límites, pero para ello, es necesario mirar nuestra propia existencia y entregarnos a María, porque ella es consciente de que todos tenemos dificultades y problemas.

El segundo pilar, la ‘Oración’, parte desde el corazón de María «María conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón» Lc. 1-48, que es el mismo corazón de Jesús. Por otro lado, la ‘Confianza’ se plasmó como una actitud que no permite al hombre tener miedo, porque “La confianza hecha el miedo afuera y María nos habla de esa confianza en su vida (…) el que confía en el señor no es defraudado, para Dios no hay nada imposible”.

Así mismo, la ‘Caridad’ es entendida como amor, «El amor todo lo espera» Rm 13, 4-8, pero un amor visto “no como sensaciones, ni sentimientos, sino con el deseo de servir (…)  El amor es el movimiento de nosotros hacia Dios, ¡lo amamos! Y La caridad es el amor hacia los hermanos”. En la quinta actitud,  la ‘Maternidad’ parte de la humildad. «Él ha visto la humildad de su esclava» Lc. 1,48. Una humildad reflejada en María, “San Juan Eudes decía: muéstrenme una persona humilde y diré que es santa, muéstrenme una más humilde y diré que es más santa (…) y esa persona se llama María”. Pero también, se entiende la maternidad como una forma de entrega total hacia el señor, y como una forma de silencio, un silencio interior, “Que mi mente y mi corazón no estén lejos de ruidos que nos alejan del señor”.

Para finalizar, habló de la ‘Plenitud de la esperanza’ como una forma de unión con Jesús, «les anunció un gran gozo» Lc. 2,10, “Llegó el nacimiento del hijo, llegó la presencia del hijo del señor a nuestro corazón y eso nos llena de gozo (…) un gozo espiritual, un gozo interior”.  Un gozo que debemos reflejar en nuestro corazón aunque existan lágrimas presentes, porque todas estas adversidades llevan al hombre a donde Dios desee que estemos.

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